El submarino es otro invento colectivo, fruto del ingenio de varias personas a lo largo de los siglos. Se dice que Alejandro magno se sumergió en el mar dentro de un barril de vidrio para hacer unas observaciones. También se sumergió en otro ingenio Leonardo da Vinci; pero el primer submarino práctico fue el de Drebbel. Desde entonces ha ido perfeccionándose sin cesar, hasta los sumergibles de David Bushnell, Robert Fulton, Narciso Monturiol, Simon Lake, Isaac Peral, hasta los modernos submarinos nucleares.
Del primer diseño de submarino ideado, como no, por Leonardo da Vinci hacia 1490, hasta los sofisticados submarinos nucleares de nuestros días, la historia de los proyectos para la navegación submarina ha conocido no pocos episodios curiosos y anecdóticos.
Uno de los modelos de submarino que hay que citar a la hora de repasar esa historia es el ideado por el holandés Cornelius Drebbel en 1620 para la marina inglesa.
Consistía en una especie de lancha revestida de cuero, lo suficientemente amplia como para almacenar un suministro de aire para varias horas, y que era impulsada por una docena de hombres. Estos remaban a través de unas juntas herméticas también de cuero.
Por extraño que parezca, este modelo tan rudimentario de submarino logró navegar a cuatro metros y medio de profundidad bajo la superficie del rio Támesis, desde Westminster a Greenwich, y llegó a tener como pasajero a bordo, mas asustado que asombrado, al mismo rey Jacobo I de Inglaterra.
Inventar un submarino de cuero no fue sino una más de la larga lista de genialidades de
Drebbel, ya que después de trabajar como grabador, inventó una maquina con la que pretendía lograr el perpetuum mobile, o movimiento continuo.
Drebbel cobró fama por su invención en 1619 de un microscopio con lentes convexas. Fue el primer microscopio de este tipo. Invento igualmente un telescopio y una incubadora de huevos. Aunque nunca le fue reconocida, reivindicaba la paternidad del termómetro de aire.
Nació en Alkmaar, Holanda, 1572 y falleció en Londres 1633.
